Violencia, traición, chica sexy...

La compañía responsable de Oblivion y Fallout 3 trabaja contrarreloj para terminar su nuevo proyecto. Se llama WET, es lo último de los irregulares desarrolladores de A2M (Indiana Jones and the Staff of Kings) y va a intentar innovar, aunque sea sólo un poco, en el explotado género de los shooters de acción en tercera persona. Su protagonista es la sexy Rubi Malone, una asesina a sueldo que puede definirse como una suerte de Altair con pistolas, un Max Payne acróbata o una Lara Croft justiciera que a veces saca la catana para dejar a su paso una montaña de cadáveres.

¿Sexista? Probablemente. ¿Violento? Y algo más que eso. ¿Obvio? Seguro… Pero divertido también. WET es un shooter que no es shooter, un juego de plataformas que tampoco lo es del todo y una locura de saltos imposibles, disparos irreales y villanos de cómic que parecen sacados de una película de Tarantino.

Quizá no se convierta en un clásico inolvidable. De hecho, tiene todas las papeletas para no serlo, pero por nuestras impresiones a los mandos podemos intuir, al menos, un buen puñado de horas de entretenimiento cargadas de mucha acción y rodeadas por un apartado gráfico a la altura, además de alguna que otra original idea.
[img]La compañía responsable de Oblivion y Fallout 3 trabaja contrarreloj para terminar su nuevo proyecto. Se llama WET, es lo último de los irregulares desarrolladores de A2M (Indiana Jones and the Staff of Kings) y va a intentar innovar, aunque sea sólo un poco, en el explotado género de los shooters de acción en tercera persona. Su protagonista es la sexy Rubi Malone, una asesina a sueldo que puede definirse como una suerte de Altair con pistolas, un Max Payne acróbata o una Lara Croft justiciera que a veces saca la catana para dejar a su paso una montaña de cadáveres.

¿Sexista? Probablemente. ¿Violento? Y algo más que eso. ¿Obvio? Seguro… Pero divertido también. WET es un shooter que no es shooter, un juego de plataformas que tampoco lo es del todo y una locura de saltos imposibles, disparos irreales y villanos de cómic que parecen sacados de una película de Tarantino.

Quizá no se convierta en un clásico inolvidable. De hecho, tiene todas las papeletas para no serlo, pero por nuestras impresiones a los mandos podemos intuir, al menos, un buen puñado de horas de entretenimiento cargadas de mucha acción y rodeadas por un apartado gráfico a la altura, además de alguna que otra original idea.